El conservante o conservantes deben ser solubles en agua a una concentración efectiva donde el crecimiento bacteriano pueda darse.
A menor solubilidad en agua, mayor cantidad de conservante será necesario y más especialmente si en la fórmula hay presencia de tensioactivos de tipo no iónico.
Se cree que la mayor concentración de conservante es la más efectiva.
En concentraciones bajas el conservante sólo puede inhibir el crecimiento, en cambio, a concentraciones más altas genera la muerte del agente microbiano.
A concentraciones altas aumenta la actividad antimicrobiana, pero puede dar lugar a irritaciones o efectos tóxicos sobre la piel.
A concentraciones más bajas puede ser inefectivo o incluso estimular el crecimiento bacteriano.